LA IMPORTANCIA DEL
BUEN ESCRIBIR
Por: Moisés Esteban Ríos*
“Aprender lengua
significa aprender a usarla, a comunicarse, o si ya se domina algo, aprender a
comunicarse mejor y en situaciones más complejas” (Daniel
Cassany)
Según
(Jaramillo Agudelo, Darío. 1997), para escribir hay que leer mucho. Un escritor
es bueno cuando sabe ver más allá de la realidad y de lo que se ve y ofrece a
los demás eso que ve para ayudarles a ver.
El principal peligro:
Escribir mucho y no decir nada. Escribir es un acto diferente a hablar.
Incluso si uno escribiera como hablara serían muchísimas las páginas que se
tendrían que desechar. Así, el lenguaje
escrito es muy diferente al lenguaje oral, ya que el primero, exige una
planeación y organización previa, cuidadosa, es más conservador en el empleo de
palabras y expresiones, utiliza un lenguaje selecto y requiere de un estilo
pulido y cuidadoso. Escribir, desde luego exige responsabilidad. La escritura
requiere cierta actitud sagrada, como orar, u oír las palabras de la persona
que se ama. Es por ello que al realizar esta actividad, hay que ser concretos;
esto es, precisos, específicos, explícitos, determinados. Pero, este arte no se
aprende de un día para otro; es necesario, practicar todos los días. Para
comenzar, lo más importante es superar el miedo y el temor a ser censurado y poner
manos a la obra.
También
cabe recordar que escribir es un acto
social y un proceso de enseñanza-aprendizaje. No se escribe para uno; se
escribe para todos. Desde el primer momento cuando decidimos escribir, los
procesos cognitivos de composición se activan y empiezan a trabajar. La memoria
a largo plazo, que es el almacén cerebral donde guardamos todos los
conocimientos lingüísticos y culturales, nos proporciona información variada
para poder generar y construir un texto adecuado al contexto y a la situación
particular de comunicación.
El proceso de
redacción. Como
se manifestó anteriormente, para comenzar lo más importante es tener el deseo y
la motivación, perder el miedo y decidirse, ya que la práctica constante mejora el
proceso. Cada escritor tiene su estilo propio, pero es importante tratar de
hacerlo bien desde el comienzo.
Aunque
existen diferentes modelos de redacción y composición, el más difundido y
aplicado en la enseñanza es el de Flower y Hayes (1989), que nos dice que el
acto de escribir se compone de tres procesos básicos: generar ideas y hacer
planes, redactar, revisar y finalmente controlar todo el proceso1.
El
proceso de generar ideas y hacer planes
es la puerta de entrada de las informaciones de la memoria; solemos activarlo
repetidas veces durante la composición, en distintos momentos y con varios
propósitos (por ejemplo, buscar otro argumento más para el texto, seleccionar
un sinónimo, etc.); normalmente trabaja de manera rápida, ágil y breve.
Teniendo esta fase inicial se procede a organizar y clasificar los datos y la
información que emerge de la memoria para formular objetivos y establecer
propósitos e intenciones comunicativas en la composición. El autor puede
interrogarse sobre ¿qué decir?, ¿qué se sabe del tema?, ¿cómo se quiere
presentar el tema? ¿cómo quiere
presentarse el autor? ¿quién leerá su
escrito?, ¿cómo es el lector? ¿qué se desea conseguir o cuál es la intención?,
etc. Todas las respuestas y las ideas que surjan de este proceso pueden servir
para realizar un bosquejo del tipo de texto o escrito que quiere elaborar.
El
proceso de redactar se encarga
de transformar este proyecto de texto,
que hasta ahora sólo era un esquema semántico o una representación jerárquica
de ideas y objetivos en un discurso verbal, lineal e inteligible, que respete
las normas del sistema lingüístico, las propiedades del texto, su estructura y
las convenciones socioculturales establecidas según la situación y el contexto.
Aquí la recomendación es organizar ideas con temas y subtemas, seleccionar un
lenguaje compartido, ir escribiendo y revisando, utilizar frases cortas pero
con sentido completo.
En
los procesos de revisión, el autor
compara el escrito realizado con los objetivos planificados previamente y lo
retoca para mejorar el escrito. Este proceso se realiza leyendo y repasando el
texto y rehaciendo o modificando lo que sea necesario. Estos cambios afectan
sobre todo el contenido del texto y al significado.
Finalmente,
el control es un marco de dirección
que regula el funcionamiento y la elaboración de todo el proceso de la composición escrita.
Perfil de un buen
escritor.
Reunir un perfil de escritor requiere unas características mínimas que podrían
ser:
§ Leer. Los escritores competentes son buenos lectores o lo han
sido en algún período importante de su vida. La lectura es el medio principal
de adquisición del código escrito.
§ Tomar conciencia de la audiencia (lectores). Los escritores
competentes, mientras escriben, dedican más tiempo a pensar en lo que quieren
decir, en cómo lo dirán, en lo que el receptor ya sabe, etc.
§ Planificar el texto. Los escritores tienen un esquema
mental del texto que van a escribir, se formulan una imagen de lo que quieren
escribir, y también de cómo van a trabajar el texto. Se marcan objetivos.
§ Releer los fragmentos escritos. A medida que redacta,
el escritor relee los fragmentos que ya ha escrito para comprobar si realmente
se ajustan a lo que quiere decir y también para enlazarlos con lo que desea
escribir a continuación.
§ Revisar el texto. Mientras escribe y relee el texto, el autor
lo revisa e introduce modificaciones y mejoras. En ocasiones debe modificar el
primer esquema o plan del texto a medida que surgen nuevas ideas que se
incorporan al escrito. Es decir el proceso debe ser cíclico y flexible.
§ Emplear estrategias de apoyo. Durante la
composición, el escritor también utiliza estrategias de apoyo para solucionar
algunas contingencias que se le puedan presentar. Suele consultar gramáticas o
diccionarios para extraer alguna información que no tiene y que necesita.
Recomendaciones para
elaborar un buen escrito y aprender a ser concreto al redactar. En el año de 1996, el
Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia le solicitó al escritor
Darío Jaramillo Agudelo que les diera algunos consejos a los principiantes para
ayudarles a adquirir el gusto y la destreza para redactar los trabajos
académicos y éstos fueron algunos de sus apartes:2
En
nuestro tiempo, la calidad del lenguaje escrito se mide por la claridad. El
adorno, que antes era estimado puede estorbar, el circunloquio es defecto.
Escribir claro no es fácil. Como dice Juan Cocteau: “que con lo fácil que
parece, no se note el trabajo que nos costó”. Por ello, lo primero que se
requiere es tener la idea clara. Para que ésta llegue sin estorbos, sin
equívocos, ordenadamente, al lector. Que el empaque no se note. El propósito
del texto es que sea diáfano. A veces también cometemos el error de afirmar:
-
Yo no sé escribir. (tiene razón)
-
No tengo facilidad para escribir. (cierto)
-
Me cuesta mucho escribir. (ciertísimo).
Aquí
lo importante es subrayar que tener una dificultad para cualquier actividad no
la hace imposible. Al principio cuesta más, como cuando se inicia cualquier
entrenamiento, pero gradualmente se adquiere práctica y se vence el temor
reverencial a la palabra escrita.
Por
esto, su primera preocupación al escribir consiste en vaciar su idea. En esta
primera etapa, no se preocupe de la forma, ni el orden. No trate de resolver
más de un problema a la vez porque se le arma un lío. Cuando ya haya expresado
su “que” ahora si comienza el verdadero proceso de escritura. Escribir es
corregir. Lo más impresionante y abrumador de la escritura es que todo texto
es, siempre susceptible de mejorar. Es necesario corregir el conjunto, cada
párrafo, cada frase, cada palabra. Que el texto tenga un desarrollo coherente,
un principio y un final, que el lector no tenga que dar curvas y mucho menos
devolverse en la lectura. Que tenga las propiedades de un buen texto que son la
adecuación (el conocimiento y el dominio de la diversidad lingüística), la coherencia (el dominio del procesamiento de
la información en cuanto al orden, grado de precisión, estructura) y la
cohesión (formas de relación entre proposiciones y secuencia de proposiciones
del texto, esto se logra con conjunciones, artículos, pronombres, sinónimos,
entonación, etc.).
Si
el objetivo del texto es una narración, lo que más ayuda es el orden
cronológico. Si es una descripción, se aconseja ir del conjunto al detalle. Si
es conceptual, igualmente, desarrollar desde la idea principal a las
secundarias. Después de la corrección global, es importante revisar cada
párrafo: las repeticiones de palabras, la conjugación de los verbos en el mismo
tiempo, la puntuación y la ortografía. Después frase a frase. Que sea
coherente, que esté bien ordenada (sujeto-verbo-complemento).
La
ortografía se tiene o no se tiene. Cuando no se tiene es muy importante
revisarla y corregirla, pues un error de ortografía hace dudar de lo que
estamos diciendo. Quien no tiene buena ortografía pierde credibilidad.
Para
terminar, quiero también incluir otros consejos prácticos que usted puede tener en cuenta al momento de escribir:
§ Redacte varios
borradores antes de pasar el texto definitivo. El 90 % de los textos que no se
revisan tienen problemas de redacción y
escritura.
§ No se escribe para
uno mismo. La idea es ser entendido por los otros. Pide opinión antes de
entregar los trabajos o publicarlos.
§ No sacrifiques la
información en aras de ser sintético.
§ Organice mentalmente
la información que vas a transmitir. Jerarquizarla de mayor a menor
importancia.
§ No te pierdas por las
“ramas”. No prolongues ideas que no son necesarias.
§ No abuses de
coloquialismos o frases hechas. Escribe en lenguaje neutral que pueda ser
comprendido por todas las personas.
§ Intente que desde el
comienzo del escrito se mantenga al lector entretenido, como en el siguiente
caso: “El día en que Beatriz Viterbo
murió noté que había desaparecido un aviso de cigarrillos rubios en la plaza de
mayo. El hecho me dolió pues comprendí entonces que ya el mundo comenzaba a
cambiar apartándome del recuerdo de mi amada. Cambiará el universo más no yo,
me dije en ingenua vanidad”. (El Aleph).
§ Evite el uso del
gerundio o la voz pasiva ya que promueven el letargo. En vez de decir “Santiago fue fundada por Pedro de Valdivia”,
es mejor decir: “Pedro de Valdivia fundó
Santiago”. (voz activa).
§ Evite la frase larga
o Cervantina ya que su manejo apropiado es difícil. Si no es capaz, pruebe con
frases cortas y concisas. Ayuda a que el escrito sea ágil y dinámico.
§ Sea auténtico y sepa
de lo que está hablando. Esto es muy importante y significa no hacer hablar a
un obrero con voz de Shakespeare o referirse a temas que ignora. Emplee su
honesta experiencia o infórmese.
§ Lea en voz alta su
escrito. Ayuda a encontrar cacofonías y faltas de ritmo.
§ Un conocido refrán
dice: “Si quieres escribir sobre el mundo,
escribe sobre tu pueblo”. Sea modesto y autocrítico siempre.
§ Por último, escriba
por placer y necesidad. Si uno se obliga a escribir cuando uno en realidad no
tiene ganas, las cosas suelen salir mal y se es infeliz. En cuanto a la
necesidad; detrás de una buena obra siempre existe una problemática y la
necesidad de dar una opinión, expresar una idea, o descargar demonios
personales. ¿Sirve de algo escribir si no lo está sintiendo realmente?, ¿sirve
de algo escribir sólo para hacer una obra superficial y hueca?. En el escrito
tiene que haber parte de uno mismo, aun cuando se creen personajes
completamente originales y distintos del escritor.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
1.
PARRA,
Marina. Cómo se produce un texto escrito. Teoría y práctica. Cooperativa editorial del magisterio. Bogotá,
Colombia. Año 1999.
2.
JARAMILLO
AGUDELO, Darío. Carta con cartilla (Acerca del buen escribir). Leer y releer
No. 14. Departamento de bibliotecas. Universidad de Antioquia. Abril de 1997.
*Moisés Esteban Ríos
Administrador de empresas
Licenciado en español y comunicación
Especialista en docencia universitaria.